martes, 29 de marzo de 2011

¿Cueces o enriqueces?

Esto seguro que te ha pasado, caminar por la calle y cruzarte una persona con una amplia sonrisa en su rostro, a veces es un niño carcajeándose, otras es una mujer risueña que camina, o una pareja de enamorados mirándose embelesados. Entonces algo cambia en mí, se dibuja una sonrisa sin querer, me invade otro sentimiento y por unos minutos el día cambia, puede que cambie el día completo. Si no lo consigo, soy consciente que en mis días no hay lo mismo que en los de ellos.

En otras ocasiones estoy alegre, o tranquilo, de esa manera en la que sientes que has enterrado el hacha de guerra con el mundo, que hoy no vas a pelear ni las ganas ¿alguna vez has entrado así en una sala donde te encuentras con caras largas, enfadados o gritándose? Es difícil mantenerse al margen, a mí me invade poco a poco, si estás atento notas cómo avanza dentro de ti, como un veneno, un malestar, como contagiarme de una enfermedad irremediable. Llega algo distinto...

Puedes probar igual viendo imágenes, por ejemplo el video de Tony Meléndez, si lo has visto, ¿qué emociones genera en ti según lo estás viendo? Te animo a que estés atenta, vigilante sobre las emociones que se despiertan ¿son diferentes a lo largo del video? ¿qué diferencia hay respecto a tus emociones antes de verlo?

Bueno, parece bastante claro que las personas o las circunstancias pueden modular o afectar a nuestras energías, al final es energía que se representa por nuestro estado de ánimo. Vale, igual no es lo mismo que la electricidad que corre hasta nuestras casas y enciende todo, o la gasolina que mueve nuestro coche. Sin embargo ¿en qué sí es similar? ¿qué emitimos a los demás? ¿en qué manera afectamos a su funcionamiento?

Todos emitimos, nuestras palabras y lo que no son palabras, el timbre y el tono de voz, la geografía de nuestro cuerpo al expresarnos, la posición de la cabeza al mirar… un dedo índice hacia ti, agitando la mano de manera rápida y unos ojos que te miran fijamente, palabras acusadoras y una boca enfurecida puede ser un bombardeo de energía demoledor que hunda tu estado, un ataque que es difícil ignorar.

Un hombre, una mujer, sonriendo mientras coméis, contando chistes y haciéndote reír, mirándote con ojos vivos, eso cambia tu energía y te hace olvidar otras muchas cosas en tu vida.

Todos emitimos energía, visto de manera global somos un sistema de energías, personas que se cruzan mientras emiten unos a otros. Pensándolo bien, muchos optamos por el individualismo y la indiferencia frente a los demás como un escudo, una barrera que intenta frenar las energías de los demás. Si optas por el individualismo ¿a qué dices que no en tu vida? Para mí es la vida misma, claro que digo que no a las malas energías de los demás y contagiarme de ellas, pero también digo que no a muchas cosas buenas, sonrisas, personas que merecen la pena, historias geniales, ayudar más a los demás y dar al día la oportunidad de sorprenderme. Y a veces las sorpresas son mágicas…

El otro día mientras leía un libro de Eckhart Tolle* me crucé con unas líneas que hacen una similitud entre la contaminación y la ecología, estamos muy concienciados con la ecología, con evitar la contaminación, no solo por un futuro mejor sino también por un presente más sano. Nos preocupamos por botellas, latas y el consumo de gasolina, cartones, plásticos y la eficiencia de la caldera. Somos conscientes del impacto que generamos a nuestro alrededor.

¿Es realmente así? ¿Cuál es el impacto que produces en otras personas? En tu día a día, según pasan los segundos ¿qué emites? Hay personas que se cruzan contigo, que hablan contigo e incluso intercambian correos contigo ¿qué emites? ¿qué impacto produces en ellos?

¿Cómo podríamos extender el concepto de contaminación a la energía que emitimos como personas? Para mí es bastante evidente el tipo de energía que me gusta recibir: alegría, responsabilidad, compromiso, amor, compasión, esfuerzo, sinceridad, etc… para mí también hay otros tipos de energía que contaminan: mal humor, gritos, culpabilidad, paternalismos, chantaje, etc…

Entonces, en tu día a día, en tu vida, ¿cueces o enriqueces? Es así, tan sencillo como esta pregunta. No solo para ti, para el resto de personas que te acompañan ¿cueces o enriqueces?

¿Qué se llevan de tenerte en sus vidas? Da igual si es laboral o personal, pueden seguir como alimento cocido tras cruzarse contigo o pueden irse enriquecidos de compartir ese tiempo a tu lado, ya sea físicamente o virtualmente.

Entonces te invito a que tomes unos minutos, si no puedes ahora puedes planificar unos minutos durante el día de hoy, solo para revisar sobre tu impacto en otras personas, da igual si piensas que merecen la pena o no.

¿Les cueces o les enriqueces? ¿qué quieres para ti?


* "El poder del ahora" - Eckhart Tolle

4 comentarios:

  1. Me reafirmo! Enriquecer!
    Creo que también es importante que para que ese enriquecimiento se pueda realizar, no haya "tapas" y seamos receptivos.
    ¡De todo se aprende!
    Muy buena reflexión Juan! =)

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  2. Gracias Raquel, te animo a enriquecer más alrededor tuyo y brillar más que tus propios ojos, faros en la oscuridad.

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  3. Gracias Juan por esta gran reflexión y por hacernos crecer con ella! yo enriquezco, ya te lo dije, o por lo menos eso intento.
    Intento canalizar mi energía aunque a veces es difícil.
    Para mi la visualización creativa es la herramienta espiritual que mas me ayuda a hacerlo en el dia a dia.
    Un saludo :-)

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  4. Gracias Cristina, estás conectada con el impacto que quieres generar a tu alrededor y lo consigues.

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