Llegó el viernes y el sábado caminaba hacia la oficina de Correos, palpitante, podía sentir mi cuerpo como un flan y vibrando al son de un corazón desatado. Han sido muchos meses de trabajo para llegar aquí, ha sido toda una vida para saber que hoy tenía que pasar por aquí, un largo viaje que por fin llega a su parada.
Abrí el sobre y descubrí el reconocimiento de ser CPCC, Coach CoActivo Profesional Certificado, un reconocimiento, una evidencia de lo que hago, para mí y para todas las personas que a partir de ahora se crucen en mi camino.
Es un momento de logro, de llegar a la cima del Everest y contemplar el horizonte, mirando el esfuerzo realizado, sacrificios, apoyos, personas, vivir el reto constantemente. Mirando hacia adelante todo lo que queda por hacer y trabajar, nuevos retos en los que ya estoy embarcado como los talleres, otras actividades a poner en marcha como el Reiki....
Me descubro mirando a otro lado, acabo de recibir el sobre que reconoce un gran logro y me descubro al instante mirando más allá, tensionandome de nuevo con otros retos, con otras partes de mi vida. Automáticamente me pierdo en el futuro que me invento o en el pasado que igualmente también me invento.
¿Qué pasa con el presente? ¿Qué sucede con ese momento sagrado de logro?
Descubro que es un patrón instalado en mi vida, que otras tantas veces conseguí metas importantes y rápidamente pasé a lo siguiente, siempre proyectado en el futuro o viviendo el pasado. Ahora miro atrás y hay mucha satisfacción y agradecimiento, sin embargo ahora no estoy tan presente como cuando lo conseguí.
Cuando consigo un logro y paso a lo siguiente ¿A qué digo que no?
Para mí es decir que no a vivir consciente y presente la resonancia que se produce en tu cuerpo, en tu interior, vivir ese momento que ni el mejor dulce puede superar, sin pensar en nada más. Pararse, saborearlo, gritarlo, sonreirlo, compartirlo, celebrarlo de manera consciente.
Hay distintas maneras de celebrar, puede ser una fiesta con los amigos y las personas que quieres, sin embargo si solo se remite a la fiesta y disfrutarla puede que no sea suficiente. Puede ser algo tan sencillo como mirar desde lo alto de un puente hacia el río, conectar con el momento presente de logro y sonreir. Hacer un brindis juntos y muy conscientes del motivo y las emociones de la celebración.
El ingrediente básico, el pilar de una celebración, es la consciencia del motivo, estar presente en el momento cumbre que es tu vida en ese momento. Lo demás es accesorio, pasar por encima de una gran fiesta puede ser algo fantástico aunque con poco sentido real. Estar presente en la fiesta viviendo conectado con lo que estás celebrando realmente te hace vivirla más intensamente.
Celebrar es algo difícil, celebrar presente en las emociones y el momento, estamos acostumbrados a huir. Tanto si las emociones son agradables como dolorosas, de hecho huimos más de las emociones agradables, un reconocimiento, un logro, una ayuda... nos cuesta vivir con nuestras emociones, con nuestros valores. Vivir con ello, presente en lo que hay, significa ser capaz de canalizar y asimilar, vivir, con una alta intensidad de emociones.
Vivir el presente, lo que hay aquí y ahora, es un camino de plenitud. Las grandes cosas en la vida suelen implicar un esfuerzo. Como suelo decir a mis clientes "desde es sofá de tu casa ¿hasta dónde avanzas?", hasta ahora la respuesta ha sido: "nada".
Vivir una vida plena significa dejar de huir, estar muy consciente y muy presente, en lo agradable y en lo doloroso, actuar a partir de ahí. Consciente de que si algo me cae mal es muy posible que mis valores me estén diciendo algo, que si estoy viviendo un gran momento en la vida también mis valores hablan, seguramente muchos de ellos estarán resonando en un alto estado de vibración.
Te invito a reflexionar sobre los siguientes momentos en tu vida:
Los momentos de legado, cuando sientes que estás dejando una huella profunda en otros o en la Historia.
Los momento de logro, cuando sientes que estás pasando por un momento cumbre, un punto de inflexión en tu vida, conectado con tu destino.
Los momentos de profundo amor, cuando sientes que estás amando de manera auténtica.
Los momentos de gran agradecimiento, cuando sientes tanta ayuda a lo largo de tu camino y gratitud hacia otros o hacia la vida.
Los momentos de profundo dolor, cuando pierdes a otra persona y su amor, su presencia, cuando ocurre un verdadero desastre.
¿Cómo has vivido esos momentos? ¿Estuviste realmente presente y consciente del momento? ¿En cuantos de ellos pasaste por encima evitándolo?
La celebración es uno de esos momentos, no lo pases por alto, te invito a que reflexiones por un momento aquellas cosas que tienes pendiente celebrar. En el último año ¿qué ha pasado en tu vida? ¿cuántas cosas puedes celebrar? piensa cómo lo vas a celebrar y celebra siempre pues siempre hay algo que celebrar.
Hay un cuento de Jorge Bucay que no puedo dejar de incluir, muy gráfico respecto a vivir en plenitud:
EL BUSCADOR (Jorge Bucay)
Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como un buscador... un buscador es alguien que busca, no necesariamente alguien que encuentra. Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando, es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.
Un día, el buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. El había aprendido a hacer caso riguroso a estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo, así dejó todo y partió.
Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó, a lo lejos, Kammir. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó mucho la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadoras; la rodeaba por completo una especie de valla pequeña de madera lustrada.
... Una portezuela de bronce invitaba a entrar.
De pronto, sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en ese lugar.
El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles.
Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de este paraíso multicolor.
Sus ojos eran los de un buscador, y quizás por eso descubrió, sobre una de las piedras, aquella inscripción:
Abdul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días.
Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra, era una lápida.
Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar.
Mirando a su alrededor el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla, decía: Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas.
El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Este hermoso lugar era un cementerio y cada piedra, una tumba.
Una por una, empezó a leer las lápidas. Todas tenían inscripciones similares, un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto.
Pero lo que lo conectó con el espanto, fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los 11 años...
Embargado por un dolor terrible se sentó y se puso a llorar.
El cuidador del cementerio, pasaba por ahí y se acercó.
Lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.
- No, ningún familiar - dijo el buscador - ¿qué pasa con este pueblo?, ¿qué cosa tan terrible hay en esta ciudad?. ¿por qué tantos niños muertos enterrados en este lugar?, ¿cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que los ha obligado a construir un cementerio de chicos?.
El anciano se sonrió y dijo:
- Puede usted serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré...
Cuando un joven cumple 15 años sus padres le regalan una libreta, como ésta que tengo aquí, colgada al cuello.
Y es tradición entre nosotros que a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abra la libreta y anota en ella: a la izquierda, qué fue lo disfrutado... a la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.
Conoció a su novia, y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?, ¿una semana?, ¿dos?, ¿tres semanas y media? ...
Y después ... la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso, ¿cuánto duró?, ¿el minuto y medio del beso?, ¿dos días?, ¿una semana? ...
¿Y el embarazo o el nacimiento de su primer hijo ... ?
¿Y el casamiento de los amigos ... ?
¿Y el viaje más deseado ... ?
¿Y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano ... ?
¿Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?.... ¿horas?, ¿días? ...
Así vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos.... cada momento.
Cuando alguien muere, es nuestra costumbre, abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba, porque ese es, para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido.
Y tú ¿cuánto quieres que ponga en tu lápida?
Muchas Felicidades Juan!!!
ResponderEliminarVivir en el presente conscientemente es lo más maravilloso que un ser humano puede experimentar.
Saber cuando celebras algo ¿qué estas celebrando? y que los participes de la celebración sean conscientes de que se está celebrando es un trabajo de presencia y no hay nada que se saboree mejor que saber que estas haciendo en cada instante.
A veces no nos damos cuenta que vivimos como zombis, nos orientamos al pasado, al futuro, buscamos sin saber el que, vivimos sin disfritar el momento.
Has elegido una buena profesión para ayudar a despertar, es necesario despertar y vivir siendo protagonistas de nuestras vidas.
Un besito.
Gracias Lourdes y más viniendo de ti, me ayuda a seguir en el camino.
ResponderEliminar¿Qué quieres ser dentor de un año? ¿quién es el protagonista de la película de tu vida? ¿dónde va tu vida? ¿cuál es tu propósito? son preguntas a las que deberíamos tener respuestas, ¿qué hay ahora en mi vida? es algo que nos preguntamos muy poco, nos han enseñado a huir.
Hace tiempo vi un reportaje de Punset en Redes sobre la psicología del tiempo, quienes viven constantemente en el pasado y quienes siempre en el futuro. Desarrollamos una auténtica psicología del tiempo, evitando estar aquí y ahora.
Un beso.
¡¡Muchísimas felicidades Juan!!
ResponderEliminarSinceramente creo que es algo que te mereces por todo lo que has trabajado y toda la ilusión que le has puesto.
¡Enhorabuena! :)