viernes, 22 de octubre de 2010

Coaching y liderazgo

Ayer di mi primer taller de Coaching a un grupo de personas, donde estuvimos viviendo temas como valores, escucha o determinar objetivos resonantes y movilizadores. El objetivo era mostrar técnicas y habilidades de un Coach que pueden llevarse a la vida para alcanzar mayores niveles de consciencia, conexión y establecer objetivos hacia la plenitud.
La parte de los valores fue muy emocionante, gracias a los voluntarios salieron valores a flor de piel, las propias personas respaldaron lo bien que les hace sentir honrar sus valores en su vida diaria, comprobaron o intuyeron cómo serían sus vidas humillando y traicionando sus valores: algo muy lejano de la plenitud.
Todas las personas mostramos valores en la más mínima conversación, dejamos caer valores en nuestras palabras y se puede “activar” nuestro detector de valores para focalizarnos en el ser de la otra persona, más allá de lo que dice y cómo se comporta.
Además conectamos los valores con el liderazgo y un artículo muy interesante de Stan Slap para McKinsey sobre los momentos de la verdad, donde los verdaderos líderes se desnudan y muestran sus valores a través de su vida.

Revealing your moment of truth

Recordé los discursos de Barack Obama durante su campaña presidencial, donde mostraba todo su liderazgo a través de sus sueños y demostraba sus valores y creencias a través de propia vida. Por ejemplo cuando contaba cómo dejó la habitación de su residencia universitaria tras una fiesta, cómo cuando llego la mujer de la limpieza por la mañana ésta rompió a llorar al ver el desastre; Obama contaba cómo se reía de la desesperación y humillación de la mujer, cómo se lo contó jocosamente a una amiga y su amiga le respondió: “Barack, esa mujer podría ser tu madre”. Bum!!! Cuenta Obama cómo le impactó profundamente y le hizo conectar con la empatía, con aquella mujer, dejar de verla como “ellos” y de repente incluirla en “nosotros”.
¿Qué transmite Barack Obama es este relato de su vivencia y aprendizaje? Para mí está diciendo “eh!, te puedo entender, puedo conectar con tus sentimientos, estoy aquí para servirte y hacerte la vida mejor”.
También hay una perla de sabiduría en las palabras de Obama, bajar la barrera del “ellos” y mover a las demás personas hacia el “nosotros”. Hay una gran distancia entre ambos universos, en el “nosotros” están las personas que importan, nuestros semejantes, aquellos con los que podemos y es legítimo conectar, aquellos cuyo daño es nuestro dolor. Más allá están “ellos”, son distintos, los ignoro y no hay razones para conectar con ellos, da igual lo que les pase y puedo seguir con mi vida. Me doy permiso incluso para hacerles daño obviando las consecuencias porque no pertenecen a mi grupo.
Ahí radican las xenofobias, los odios, las separaciones, los tratos diferenciadores, las justificaciones de ciertos actos poco éticos o morales…
Un verdadero líder por supuesto transmite ejemplo y será una referencia, una luz, para el resto de personas. A veces pienso en un faro en medio de una noche, guiando nuestro camino.
¿Quiénes son tus faros? ¿Quién te sirve de ejemplo y guía en medio de la confusión?
Además, como comenta Stan Slap, los mejores líderes comunican sus valores y creencias a través de momentos de la verdad, como Obama, transmitiendo aquellos momentos en los que se les reveló la verdad de un valor.
Traduciendo la definición del propósito del liderazgo de Stan Slap:
“El propósito del liderazgo no es incrementar el valor para los accionistas o la productividad de los equipos de trabajo, aunque los líderes efectivos hacen estas cosas. Mejor aún, el propósito del liderazgo es cambiar el mundo alrededor tuyo en el nombre de tus valores, de manera que puedas vivir esos valores plenamente y usarlos para hacer mejor la vida de los demás. El proceso del liderazgo es convertir tus valores en una causa irresistible para otros”.
Entonces, los momentos de la verdad serán aquellos en los que revelamos la verdadera naturaleza y la profundidad de nuestros valores y transmitimos a los demás que pueden contar con nuestros valores para ellos.
Además estuvimos hablando sobre auténticos líderes, y la palabra auténticos se importante. En todo gran líder hay un fuerte ingrediente de autenticidad, de profunda creencia y solidez de valores.
¿Es líder un jefe solo porque está en ese puesto? Puedo recordar muchos reyes en la historia de las naciones que nunca fueron líderes a pesar de estar en un puesto de tal importancia. Sin embargo hubo grandes líderes que surgieron de abajo, del pueblo, sin que nadie les otorgara su lugar los demás se lo dieron.
Por otro lado, el auténtico líder transmite causas a los demás, y los demás se suman. La diferencia entre un líder y un jefe radica en que el líder transmite una causa basada en las personas, resonante en las personas, donde las personas se identifican y pueden “verse” en la acción y proyecto que va a emprenderse. El jefe transmitirá instrucciones, órdenes, dirá lo que hay que hacer e intentará convencer a los demás a través de sus propios objetivos, no a través de los objetivos, necesidades y plenitud de su gente.
Finalmente, no es necesario ser jefe o rey o más para ser líder, el liderazgo comienza por nuestra propia vida. Sé líder de tu vida y lo demás vendrá detrás, comienza por liderar y dirigir tu vida, por escribir el guión de la película de tu vida y ser protagonista y vívelo intensamente a través de la autenticidad.
Próxima parada: Plenitud

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