viernes, 4 de febrero de 2011

No te salves

Estoy avisado que alguien diga sobre mí: "Ten cuidado con ese, que va de bueno..." o palabras similares, la desconfianza sobre la bondad, la atención sobre el zorro con piel de cordero. Pero ¿qué pasa cuando el cordero es solo cordero?. Ya reflexioné a raíz de una columna de Javier Cercas "contra la bondad".

Y precisamente la desconfianza no es algo de lo que yo carezca, cuando comencé con el Coaching y al conocer a personas relacionadas o que se han cruzado en mi vida, llegas a preguntarte "¿no será esto una secta?" "¿dónde está el truco?" "¿qué persigue esta gente de mí?"

La respuesta es sencilla, si un prójimo invoca tu grandeza, si un prójimo cree en ti y en tu capacidad de afrontar la vida por ti mismo, si ese prójimo no necesita crear dependencias, es más te facilita herramientas para que seas más autónomo sin necesidad de depender, de que esté presente. Si ese prójimo te dice que la relación tiene caducidad, que quiere que camines solo, sola, liderando tu vida, sin necesidad de que le des más, sin entrar en tu mente o tu vida. Eso no solo es bondad, eso es amor en su máxima expresión, eso es un Coach.

Si has contratado un Coach, u otro profesional del crecimiento, o incluso un terapeuta o psicólogo. Tómale el pulso sobre qué le parece que ya tengas autonomía para seguir tu sola, tu solo. Plantéale un día, "¿sabes? me siento bien, siento que ya puedo seguir mi camino sin ti". Observa su reacción, es posible que esté de acuerdo o no, de un Coach se espera que se alegre por ti, que te llame a celebrarlo y si lo cree necesario que aproveche tu provocación para profundizar en ello y asegurarte a ti mismo lo que dices.

Sin embargo, si te pone pegas, si cree que no puedes, si te intenta convencer de la necesidad de seguir a toda costa, pregúntale si cree en ti, abiertamente pregúntale cuando será el momento de finalizar la relación.

Si por otro lado nunca te lo planteaste, pregúntate "¿qué quiero de esta relación?", porque igual te has quedado en un punto muy cómodo de comodidad, de victimismo y queja, de deshago constante, de tener dos orejas que te escuchen porque nadie lo hace fuera, de reirte un rato o contarle a un extraño lo que nunca le contarías a un conocido.
Es posible que realmente no quieras avanzar, es posible que estés pagando por otra cosa: compañía.

Si realmente no crees en ti, si te salvas, como diría el gran Benedetti: No te quedes conmigo



No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
                no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
             pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
                    entonces
no te quedes conmigo.

Mario Benedetti - Poemas de otros (1973 - 1974)

4 comentarios:

  1. Bravo, Juan. Estupendo artículo. Y redondo final de ese Benedetti, coach.
    Por cierto, cómo va tu mujer en la búsqueda?
    Un abrazo.
    Antonio García Vidal

    ResponderEliminar
  2. Gracias Antonio, no sabría explicarlo, todo se conectó y apareció Benedetti :)

    Sigue con su búsqueda, quien busca encuentra, está liderando su vida, que es lo importante.
    No es necesario esperar para vivir los sueños.

    ResponderEliminar
  3. Hola Juan. Me serviste de inspiración, gracias.

    Hasta aquí llegaste ¿sól@?

    Aunque tus ojos permanezcan cerrados
    y sientas miedo de abrirlos
    date tiempo,
    mira despacito,
    toma mi mano y
    aún en la oscuridad sal y otea el mundo
    desde la distancia.
    Hazte fuerte y camina,
    suelta mi mano.
    Respira despacito y sonríe,
    aún con los ojos cerrados
    has caminado hasta aquí.

    Saludos
    Rosa M.

    ResponderEliminar
  4. Gracias a ti Rosa, saludos a Argentina.

    La inspiración eres tu!

    ResponderEliminar