Ultimamente me estoy lanzando a hablar del Coaching y poner mi pasión en palabras a las personas que me rodean, algo que antes me daba verguenza ahora se convierte en algo natural.
¿Cuándo fue el último sueño que dejaste atrás? ¿Cuándo que te quedaste bloqueado por no saber ver las cosas de otra manera, por no encontrar cómo salir adelante? ¿Cuándo te sentiste mal por tomar una decisión y no saber por qué?
El Coach te acompaña en un viaje interior hacia ti mismo donde profundizas en el conocimiento de ti mismo en varias direcciones:
- ¿Quién soy? ¿Cuáles son mis valores? ¿Qué es importante para mí? descubrir esas guías que te permitan tener un criterio sólido y propio de cara a las decisiones y actos de nuestras vidas, desde el día a día hasta las más trascendentales.
- ¿Hacia dónde quiero ir? ¿Cuál es el propósito de mi vida? ¿Qué me permitirá tener una vida plena? hay un relato donde una persona camina y se acerca a un pueblo, cerca del pueblo descubre un jardin muy hermoso y sereno. Decide entrar y, caminando, disfruta del paseo y descubre a su paso distintas lápidas. Va leyendo algunas: "Germán García. 2 años y 3 días", "Alfonso Gutierrez. 5 años y 7 meses", "Alba Selimán. 1 año y 2 meses". Consternada la persona sigue caminando y se encuentra con el responsable de mantener el parque, se acerca y le pregunta: "¿Qué ha pasado en este lugar para enterrar tantas personas tan jovenes?". El responsable, con una amplia sonrisa, le responde: "En este pueblo al enterrar a las personas no contamos los años de vida sino el tiempo de plenitud que cada persona ha disfrutado a lo largo de su vida". Estoy convencido que cuando te acercas a cierta edad en la vida, echas la vista atrás y haces sumario de aquellas cosas que han merecido la pena vivir, las alegres y las tristes, al final todo aquello que fue intenso y se vivió intensamente.
- Ponemos mucho esfuerzo y empeño en pasar de cuclillas por las vivencias más intensas, de no alterarnos ni permitir que las experiencias intensas de la vida nos afecten. Si tenemos un gran logro apenas se consigue pensamos en la siguiente meta, sin apenas compartirlo ni celebrarlo. Si tenemos una pérdida nos decimos no pasa nada y seguimos, si cometemos un error puede que nos castiguemos inutilmente sin vivirlo y superarlo.
Cuando falleció mi abuela venía de un momento muy propicio para vivir la experiencia plenamente, creo que ha sido la primera vez que he estado tan presente en una experiencia "intensa" o tan emocional. Estar, sin huir, sentir, vivirlo, hablar con el corazón y decir lo que tenía que decir, compartir y sobre todo consolar. Decirle a mi abuelo que siempre ha sido amor y cariño, con su mujer y todos quienes le rodean, que mi abuela ha sido feliz a su lado y que la tiene en su corazón el resto de su vida, que la amó hasta el último día, estando ahí, presente, alma con alma.
En fin, no podrá decir mi abuelo que no estuvo pleno y completo en esos momentos, acompañando a mi abuela toda su vida y dando todo el amor, que como nos recordó, tanto amor que recibió de niño y que de adulto no supo hacer otra cosa que devolverlo. Yo me llevé un día más para esa lápida de plenitud, me lo llevo y seguro que en años lo recordaré, al contrario de otras ocasiones que pasé sin estar, estuve sin vivir, viví de prestado.
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